TÚ NO ERES UNA VÍCTIMA Reflexiones de vida
Nadie puede “hacer” que te sientas enojado, triste o con miedo.
Nadie puede “hacer” que te sientas deficiente, insignificante, menos que entero.
Ahora que eres un adulto, por favor no cedas a los demás tu poder, tu responsabilidad, tu sentido de acción y estabilidad. No conviertas a nadie en tu autoridad. Escucha, pero no renuncies a tu poder.
Tú eres la conciencia misma.
Nadie respira por ti. El corazón de nadie late por ti. Las palabras y actos de los demás podrían liberar sentimientos de dolor, tristeza, vergüenza en ti, pero sólo se trata de sentimientos que ya se encuentran dentro de ti. No han sido “causados”, sino liberados. Siéntelos plenamente, déjalos fluir a través tuyo; ellos quieren moverse.
Observa la mente ahora; quiere encontrar a alguien o algo “culpable” de estos sentimientos difíciles, alguien que sea el “malo”.
La mente echa a andar inmediatamente la historia de una víctima, y así es como te desconectas de tus sentimientos, de tu respiración, de tu precioso cuerpo y su hogar: del momento presente; buscando causas, castigo, venganza. La mente ataca a los demás, o se da la media vuelta para atacar tu propio núcleo. Nada de eso es necesario; pero permítete el impulso, también.
Expándete, eres un océano, y deja que las olas de sentimientos vengan.
En este momento tú eres realmente responsable; capaz de responder al sentimiento y a la situación conscientemente y con presencia, en lugar de reaccionar automáticamente, habitualmente, sin conciencia. Pero ahora, nadie está controlándote y tampoco estarás tratando de controlar a nadie. No hay nadie con quien molestarte y nada de que avergonzarte. Tú no eres una víctima, estás establecido en tu propio poder, en la Tierra.
Tu sentido de autoestima no depende de lo que nadie haga, diga, piense o quiera. No eres ni peor ni mejor que nadie en este planeta; tú eres la misma Vida, tan vivo como cualquiera, conectado con lo que es real.
Ya te fijaste que NO ES EL OTRO, ERES TU.