¡NADIE ME EXPLICÓ! Reflexiones de vida
Cuando estuve embarazada, nadie me explico, que esa grasa que iba acumulando en las caderas iban a ser reservas de grasa que luego irían a la leche de mi bebe.
Nadie me explico que no importaba el tamaño de mis pechos y la forma de mis pezones, porque siempre iba a ser capaz de amamantar.
Nadie me explico que no era necesario comprar biberones, de los que anti cólicos, de los del chupón “anatómico”, o de flujo lento, si yo estoy diseñada con el modelo más perfecto que la naturaleza me ha dado para acoplar mi pecho simétricamente con la boca de mi bebe y alimentarlo.
Nadie me explico que no gastará tanto dinero en la cuna más grande ni en decoración o decorador, porque luego el bebé dormiría en mi cama y que su cuna solo serviría para poner peluches.
Nadie me explico que gastar dinero en esterilizador, calentador especial de biberón y demás implementos iba a ser en vano.
Nadie me explico que esos libros para padres y futuros padres donde dan “consejos” de hacer dormir toda la noche a un bebé o de crianza iban a quedar en el estante, y que haría lo contrario a lo que ellos dicen “se debe hacer”.
Nadie me explico que sin importar el tipo de parto siempre sería posible el contacto precoz piel con piel con tu bebé y que puedes amamantarlo apenas nace. Y que mi leche sería el único alimento que necesitaría para sus primeros días.
Cuando nació mi bebé, nadie me explico que iba a hacer lo que mi instinto dice y lo que mi intuición indique, nadie me dijo que ese día iba a ser único e irrepetible y que lo más importante es estar constantemente con tu bebé, cargarlo y amamantarlo sin restricciones ya que jamás puedes cargar mucho tiempo o malcriar a un bebé tan pequeño que lo único que necesita es a su madre cerquita, pegadito al pecho donde la pueda sentir y oler, y donde encuentra paz al recordar su vida en el interior de mamá y saber que fuera de ella seguirá junto a ella.
Nadie me explico que sentir miedo era normal porque la maternidad no es fácil.
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