¿Por qué al niño sí le quieren pegar? Reflexiones de vida
Supón que en la oficina estás concentrado en tu trabajo, vaciando unos datos en la computadora.
Te llama tu jefa para pedirte los documentos para un trámite de suma importancia.
Deberían haber estado listos desde ayer, pero se te olvidó y no los tienes.
Cometiste un error.
Así se lo confiesas a tu jefa y ella, claro, se molesta.
Saca una chancla que tiene guardada en su escritorio para tales casos, te pide te pongas de modo y te propina seis chanclazos bien puestos en las sentaderas.
Al terminar, te dice que es por tu bien, que le duele más a ella que a ti y que espera que hayas aprendido la lección…
Es absurdo, ¿Verdad?
Tu jefa podría levantarte una sanción administrativa e incluso puede despedirte, pero no puede gritarte, insultarte o mucho menos pegarte.
¿Por qué?
Porque a las personas no se les pega, no se les insulta, no se les grita.
La pregunta es: ¿Y por qué al niño sí?
Amigos: los niños son personas.
Estás jugando futbol en la liga de veteranos con tus amigos cuarentones iguales que tú.
Ibas a meter gol pero el defensa rival de modo artero te comete una falta dentro del área.
El árbitro no marca nada, viene el saque de meta y se te fue el gol, además, la espinilla te duele hasta el alma y el defensa que te pegó con los tacos por delante, que ya de por sí te cae gordo, pasa a un lado tuyo y se burla.
Tú reaccionas mentándole la madre.
Algo inmaduro pero lógico, a veces pasa.
Se considera un berrinche, aunque tengas 43 años y seas todo un profesionista.
Cómo hiciste un berrinche, el árbitro te va a dar unos cuerazos con el cinturón que trae para esos casos, así que ponte de modo…
¿Absurdo, verdad? pero… ¿Por qué es absurdo?
Porque a las personas mayores no se les pega, no se les grita, no se les insulta. Aunque hagan berrinche.
La pregunta es: ¿Y por qué al niño sí?
Amigos: los niños son personas.
Sé que voy a pisar callos. Sé que saldrán cientos de defensores del golpe a tiempo.
Espero en los comentarios los reclamos (e insultos) de quienes piensan que se debe educar a golpes, pero a riesgo de perder seguidores (otra vez), a riesgo de lo que sea: a los niños no se les debe de pegar.
No se les debe maltratar.
No se les debe insultar.
No se les debe chantajear.
No se les debe gritar.
No pegar no significa no disciplinar.
Hay formas de aplicar la disciplina sin golpes, sin violencia, sin gritos.
Puedes, si realmente lo deseas, poner límites y marcar un “hasta aquí” sin necesidad de levantar la mano ni una sola vez.
Ni la chancla.
Millones de personas lo están consiguiendo en todo el mundo.
¡Saludos!
Dr. Alberto Estrada